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George Cloony muy joven con su cerdo mascota llamada Max |
Amigos cercanos me han contado que en una etapa de su vida temieron a los perros. Recuerdo a una amiga que decía que le tenía pánico, miedo a los perros. Casi siempre esto responde a un trauma de pequeños. Cuántos adultos le dicen a sus hijos cuidado con el perro que te puede morder. Así ocurre lo mismo con los gatos y otras mascotas. Pero la psicología de los animales responde al amor.
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Mucho amor para Max |
Esta amiga de quien hablo me contó que su esposo, quien ama a los animales, le era imposible llevar una mascota a la casa porque temía que ella no lo soportara y él nunca quiso imponerle la presencia de una. Pero un buen día escuchaban un programa en la radio en la que el conductor, un psicólogo renombrado, decía que la mejor forma para que una persona perdiera el miedo a un perro era teniendo uno en casa. Ambos se adaptaron perfectamente uno al otro.
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George Cloony y Max pasados los años |
para logarlo, contaron siempre con que el perro iría donde quiera con ellos y en las circunstancias que fueran. Viajaron y se asentaron en un lugar donde instalarse con un perro no era facil. Pero así y todo lo lograron con su único hijo y el perro que le servía al pequeño como hermano.

Un buen día sin contar con que su mascota era viejita, murió y ellos sintieron como si hubiera fallecido un hijo. Hoy día cuando lo recuerdan o hablan de ella miran hacia el cielo. Esta pequeña historia es de personas humildes, que no buscan un reconocimiento en su sacrificio, porque el animal demanda atención como todos, y sin embargo con placer lo atendían, ganándose el amor de todos convirtiéndose en el centro de la familia.


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