Este hermoso gallo blanco era muy simpático y amoroso. Era de un osco vecino que practicaba la santería. Respondía a mi voz, pues cada vez que podía lo llamaba por un nombre que le puse y me relacionaba con el animal imaginando el final que tendría y que por lo menos si moría supiera lo que era el amor de humano. Le echaba maíz y resaba por él para que no fuera víctima de un ritual y que se quedara como pie de cría con las gallinas.
Me encantaba el gallo y su vida gremial, tuvo un hijo igual a él pero no lo dejaba acercarse a las gallinas. Yo le llamaba la atención para que fuera civilizado con su hijo y le dije que no le echaría comida si seguía peleando con su descendiente
Una vez me dí cuenta que dejó de acosarlo. Y esta historia puede parecer una fantasía, pero bueno.. todo puede suceder. Los animales comprenden el lenguaje de los humanos
además del de los suyos aunque sea diferente. Somos una misma familia.
Un día lo llamé y había desaparecido. En ese patio se crían animales para sacrificios en ritos de santería. Una práctica arcaica y primitiva que todavía se practica sin escrúpulos para "resolver" problemas humanos.
He conocido personas que matan animales y los ofrecen a los orishas para que les proporcionen buena salud y sin embargo siguen enfermos. Algunos son perseguidos por la justicia, otros dependientes y manipulados con una vida dependiente a estas prácticas por inseguridad. Esperemos que algun día sientan compasión de nuestros hermanos los animales.
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